Un abuelo regala un lápiz a su nieto el día de Navidad. Éste,
sorprendido, le dice que no entiende por qué le regala un simple lápiz, a lo su
abuelo, serenamente, responde:
- ¿Te parece ridículo mi regalo? ¿Sabes que hace de él un
objeto especial? Pues verás, su ingente valor radica en las 5 cualidades que
posee:
La primera de ella es que conoce el valor de tu mano, es
sabedor de la importancia que supone el empujoncito que ésta le proporciona. Le
da seguridad el hecho de que ella siempre esté detrás y sin la cual no podría
cumplir su cometido. Mano cómplice que, de no existir, haría de él un
instrumento inútil. De la misma manera que el lápiz, tú debes procurar rodearte
siempre de verdaderos amigos, pues no hay valor más preciado en la vida que el
tesoro de la auténtica amistad.
La segunda de sus cualidades es que el lápiz posee
conciencia de que, de vez en cuando, tendrás que usar el sacapuntas. Sabe que
sufrirá un poco, es verdad, pero después de ese dolor inicial, su punta será
más afilada y su escritura más precisa. También tú debes tener esto muy
presente: llegarán los momentos de padecimiento, sabiendo que éstos sólo sirven
para ayudarte a crecer. Tras superar el dolor, serás una persona mejor.
En tercer lugar, este lápiz sabe que serán muchas las
ocasiones en que se equivocará y habrá que usar la goma para borrar los errores
cometidos. Igualmente, tú te equivocarás. Forma parte de la condición humana.
El arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de levantarse y
continuar el camino comprendido. Es conveniente, permitir a un niño que rompa,
alguna vez un plato, y mostrarle luego el modo en que debe recoger los pedazos.
Porque es mejor un plato destrozado que un niño destruido. No vale la pena
llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo terriblemente grave es,
cuando por un afán de perfección imposible, se rompe un corazón. De esto no hay
repuestos en el mercado.
La cuarta de las cualidades es que, aunque parezca
asombroso, lo mejor de este lápiz no es que sea esbelto, estilizado y colorido,
lo más interesante de él está dentro. Lo auténticamente valioso es la mina que
contiene en su interior, pues ésta es lo que lo hace tremendamente útil. Hijo
mío, yo no te quiero por tus ojos negros o tu cabello encrespado, eso es solo
el recipiente que te contiene. Te quiero por tu alma y es en ella donde debes
poner la máxima atención. Aliméntala con buenos actos y doblégala para la
humildad. Entonces y solo entonces, habrás logrado ser un hombre hermoso.
Finalmente, la quinta de las cualidades, que este lápiz
posee, es que conoce el valor que tiene su trazo. Así, no debes descuidar el
surco dejado tras de ti por tus pisadas. Tus huellas conducirán por un camino
que definirá tu trayectoria y, recuérdalo, hazlo siempre con dignidad pero,
sobre todo, sé fiel a ti mismo.
Fragmento "De la costurera y otros relatos" de Mari Carmen
Navarro Ruíz
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