jueves, 16 de agosto de 2012

Despertar de un sueño roto


Joshua Naraim ha muerto.

Sus últimas palabras:
A M.,
"No merece la pena vivir olvidándote"

A sus amigos, conocidos y compañeros de este espacio,
"Gracias por vuestra compañía.
No lloréis por mí,
os espero al otro lado de la vida"

R.I.P.


Dejo su último post: "Despertar de un sueño roto" 
(F.G.S.)



Recuerdo último
para una mujer que tenía  los ojos bonitos
y  la mirada brillante.

Las 7:00 de la mañana. Huyo de una cama vacía, de un sueño roto, de unos recuerdos que muerden con rabia y paseo mi pena, bajo un cielo empedrado, por calles dormidas, con el aire fresco golpeándome el rostro y el corazón herido.

Recuerdo aquel lejano San Roque de 1986, cuando tu anhelo era mi anhelo, la distancia más larga era un abrazo y nuestro calor empañaba los cristales. Desde aquel día, San Roque siempre fue un día especial, simbólico y festivo. Aquél día, empezaba un sueño que hoy se rompe, entre el silencio,  la distancia y el frío emocional. El último y posiblemente el más grande de mis fracasos vitales.

La lucidez y el tiempo me ha abierto los ojos y me han mostrado lo que no he querido  ver, lo que equivocado que  estaba, el autoengaño que vivía y cómo mis verdades más creídas no eran más que mentiras pendientes de descubrir. ¡Aún me gustaría seguir con los ojos cerrados!

Siempre creí  que tenía un buen ojo para elegir a mis amigos y a mis amadas. ¡Qué equivocado estaba! Los que no traicionaron mi confianza, limpiaron mi bolsillo o rompieron  mi corazón.

Porque hay preguntas que queman y respuestas que, calladas y ocultas, ahogan, tengo una daga clavada en el corazón, un corazón que ya no sangra, y un mar en los ojos, unos ojos que ya no lloran.

La burbuja del desamor ha estallado y mi amor ya no cotiza en el mercado de tu corazón, en lugar de acciones tenía participaciones preferentes…

En fin, amargura, dolor, desencanto, ausencia…

Lo que más duele es que ya no estés, aunque estés cerca, casi al lado. La distancia ya no se mide en metros sino en ausencia.

Gracias por todo y por nada. Necesitabas espacio y tiempo, ya es tuyo. No molesto más. Ya no tengo nada que decir que te interese escuchar, ya no tengo nada que escuchar  que no me cause dolor.

No se le pueden pedir flores al otoño y hace frío cuando no hay un abrazo en que abrigarse

Ahora que el calor de una barra de pan fresca en la mejilla es lo más parecido a una caricia, que no he recibido en los últimos años, la soledad es un vacío  preferible al colmo de un amor hueco  o una amistad dolorosa. No puedo dejar de quererte, pero no soporto ni tu frío, ni tu compasión, ni tus silencios íntimos.

Recuerdo a Sil, con frecuencia,  y su muerte rodeada de amor, como comentaba su cuñada; y siento pena, por él y por mí.

Joshua Naraim

sábado, 4 de agosto de 2012

¿Me quieres?

Mujer pensando - L. Omella. 2011
Oleó sobre cartón.

—¿Me quieres?
—¡Claro!—respondí automáticamente, sin dudar un instante, como el que responde algo aprendido desde niño.
—Es que ya nunca me lo dices.
—Bueno, ya lo sabes, ¿no?
—Sí, pero me gusta oírlo alguna vez.
—Sí, te quiero.


Así di por zanjada aquella conversación, con esas dos palabras que me sonaron tan extrañas en mis labios. Casi no me reconozco al pronunciarlas. «Será la falta de costumbre», pensé. Pero... ¿realmente te quiero? ¿O no? Hace tiempo que algo ha cambiado entre nosotros. Alargo mi jornada laboral deliberadamente, y luego busco cualquier excusa para no volver a casa temprano, no siento la urgencia de verte. Ya no me importa que salgas con tus amigos o llegues tarde, ya no me pregunto en ningún momento qué estarás haciendo sin mí, prefiero la compañía de mis amigas antes que acompañarte, y esas actitudes que antes disculpaba e incluso me parecían graciosas, ahora ya no puedo soportarlas. Programo mis vacaciones para que no coincidan con las tuyas y me aterran esos períodos y acontecimientos en los que inevitablemente tenemos que estar juntos. Ya no eres una parte fundamental de mi vida, hay momentos incluso en los que me agobia tu presencia.


Esto es lo normal, ¿no? Los años de convivencia pasan factura y hemos evolucionado de forma diferente. Tampoco somos adolescentes hiperhormonados con la imperiosa necesidad de estar juntos a todas horas. Entonces... ¿Te quiero? Tengo que pensarlo. Aunque una vez he leído que en el momento en el que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre...


Autora: Pilar Barro Picos

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails