domingo, 28 de noviembre de 2010

Quizá el amor es simplemente esto


...
Pero puedo ser:
sensible, generoso, amable,
cercano, amoroso, intuitivo,
místico, fuerte, poeta,
saltimbanqui, mago,
amigo, amante.

Joshua Naraim


Quizá el amor es simplemente esto:
entregar a una mano a otras dos manos,
olfatear una dorada nuca
y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio.


El grito y el dolor se pierden, dejan
sólo las huellas de sus negros rebaños,
y nada más nos queda este presente eterno
de renovarse entre unos brazos.


Maquina la frente tortuosos caminos
y el corazón con frecuencia se confunde,
mientras las manos, en su sencillo oficio,
torpes y humildes siempre aciertan.


En medio de la noche alza su queja
el desamado, y a las estrellas mezcla
en su triste destino.
Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos
que infantiles se miran en los suyos.


Quizá el amor sea simplemente eso:
el gesto de acercarse y olvidarse.
Cada uno permanece siendo él mismo,
pero hay dos cuerpos que se funden.


Qué locura querer forzar un pecho
o una boca sellada.
Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige,
otros labios, su beso,
su natural deleite otra criatura.


De madrugada, junto al frío,
el insomne contempla sus inusadas manos:
piensa orgulloso que todo allí termina;
por sus sienes las lágrimas resbalan...


Y, sin embargo, el amor quizá sea sólo esto:
olvidarse del llanto, dar de beber con gozo
a la boca que nos da, gozosa, su agua;
resignarse a la paz inocente del tigre;
dormirse junto a un cuerpo que se duerme.


Antonio Gala, Poemas de Amor

domingo, 21 de noviembre de 2010

La historia del burro


Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer.


Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.


Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.


El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.


El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.


Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...


La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos...


¡Usa esa tierra para salir adelante!

domingo, 14 de noviembre de 2010

La bailarina


Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en profesión.


Deseaba llegar a ser la primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camerinos luego de una función, y habló con el director.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Las palabras...

Las palabras que se utilizan son importantes. El cambio en una sola palabra de un título, por ejemplo, de una página web, puede aumentar el interés y el número de sus lectores. Una buena metáfora que ilustre la idea que quieres transmitir, puede que toque la fibra sensible que necesitas para  llevar a cabo la transformación mágica precisa para  lograr tu objetivo. Veámoslo con esta  historia:

EL CIEGO Y EL PUBLICISTA


Había un ciego sentado en un andén de París con una gorra a sus pies y un pedazo de cartón escrito con tiza negra: 
"Por favor ayúdeme soy ciego".


Un publicista del área creativa que pasaba enfrente de él, paró y vió unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedir permiso, agarrró el letrero, lo volteó, tomó la tiza, y escribió otro anuncio, volvió a colocar el pedazo de cartón a los pies del ciego y se fué.


Al caer la tarde, el publicista volvió a pasar enfrente del ciego que pedia limosna. Su gorra, ahora, estaba llena de notas y monedas.


El ciego reconoció las pisadas del publicista y le preguntó si habia sido él quien reescribiera el letrero, sobretodo queriendo saber lo que habia escrito.


El publicista respondió: "Nada que no esté de acuerdo con su anuncio, pero con otras palabras" y sonriendo continuó su camino.


El ciego nunca supo lo que estaba escrito, pero su nuevo letrero decia: "Hoy es primavera y yo no puedo verla".

 "Hoy es primavera y  no puedo verla".

Podéis ver esta historia en vídeo en: "El ciego y el publicista"







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