lunes, 26 de julio de 2010

La caja dorada


A menudo aprendemos mucho de nuestros hijos. 


Hace algún tiempo, un amigo mío regañó a su hija de tres años por gastar un rollo de papel de envolver dorado. No andaba muy bien de dinero y se enfureció cuando la niña trató de decorar una caja para ponerla bajo el árbol de Navidad. A pesar de ello, la pequeña llevó el regalo a su padre a la mañana siguiente, y dijo: "Esto es para ti, papá". 

Él estaba turbado por su excesiva reacción anterior, pero se molestó de nuevo cuando vio que la caja estaba vacía. "¿No sabes que cuando le das a alguien un regalo se supone que debe haber algo dentro?", le dijo. 

La pequeña lo miró con lágrimas en los ojos y dijo: "Oh, papá. No está vacía. He echado besos en la caja. Todos para ti, papá". 

El padre estaba hecho polvo. Rodeó con sus brazos a su pequeña y le pidió que le perdonara. Mi amigo me dijo que conservó esa caja dorada junto a su cama durante años. Siempre que estaba descorazonado, sacaba un beso imaginario y recordaba el amor de la niña que los había puesto allí. 



Autor desconocido

7 comentarios:

mateosantamarta dijo...

El más precioso tesoro.
Los niños son sabios.
Luego nos vamos estropeando. Conmovedora esta historia.
La canción de Serrat le va muy bien. Un abrazo.

ISLA MARIPOSAS dijo...

Antes, le contestaba a Mateosantamarta, que la gente buena se la distingue por sus buenos deseos..
Tu post de hoy, me reafirma en ello y en que lo importante y valioso, es casi siempre tan simple, tan sencillo, que parece no lo vemos ó lo obviamos.
Yo guardo como "pequeñas reliquias" cada dibujo ó te quiero que mi hija dibujaba ó pintaba y que me ha ido regalando en los años, aseguro que ninguna galeria Sotheby tendría dinero para pujar por ellos...

un beso
isla

Joshua Naraim dijo...

Cada edad tiene sus tesoros, Mateo.
La infancia: la inocencia y la creatividad.
La adolescencia: la ilusión y la rebeldía.
La madurez: el equilibrio y la generosidad.
La vejez, la serenidad y la sabiduría.
¡Bendito aquél que es capaz de llegar al fin de su vida con todos sus tesoros, sin perderlos en el camino!
Un abrazo.

Joshua Naraim dijo...

Ser buena gente en estos tiempos, Isla, es un valor en crisis y una especie en vías de extinción.
Vivimos en un mundo dominado por lobos, y tristemente, aquellos que no lo son, en su mayoría, aspiran e intentan serlo, para su desgracia, serán devorados.
Aún tengo la esperanza de que algún día muy lejano y que probablemente no vea, las buenas gentes sean capaces de organizar y regir los destinos de la humanidad. Hasta entonces nos toca sobrevivir y soñar.
Un besito de la caja dorada.

gaia07 dijo...

La inocencia solo tiene un lugar donde establecerse, en la sabiduría.

Un abrazo

Joshua Naraim dijo...

...y en el corazón.
Un abrazo, Gaia.

mirada dijo...

Pues mira que yo si creo que estamos rodeados de personas muy buenas, también de personas buenas "desubicadas", sólo necesitamos descubrirnos, abrirnos a la vida...
Gracias, Joshua.

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