domingo, 27 de julio de 2008

Una reformulación moderna de la ética budista


1. No idolatrar ninguna doctrina, teoría o ideología, sea cual sea, incluido el budismo. Los sistemas de pensamiento budistas deben ser considerados como guías para la práctica y no como la verdad absoluta.

2. No pensar que uno posee un saber inmutable o la verdad absoluta. Hay que evitar la estrechez de mente y el apego a los propios puntos de vista. Aprender y practicar la vía del no-apego con el fin de permanecer abiertos a los puntos de vista de los demás. La verdad sólo puede hallarse en la vida y no en los conceptos. Hay que estar dispuesto a continuar aprendiendo durante toda la vida y a observar la vida en uno mismo en el mundo.

3. No forzar a los demás, incluidos los niños, a adoptar nuestros puntos de vista a través de ningún medio sea cual sea: autoridad, amenaza, dinero, propaganda o educación. Respetar las diferencias entre los seres humanos y la libertad de opinión de cada uno. Saber, sin embargo, utilizar el diálogo para ayudar a los demás a renunciar al fanatismo y a la estrechez de espíritu.

4. No evitar el contacto con el sufrimiento ni cerrar los ojos ante él. No perder la plena conciencia de la existencia del sufrimiento en el mundo. Encontrar medios de acercamiento a los que sufren, ya sea a través de contactos personales, visitas, imágenes, sonidos... Despertarse y despertar a los demás a la realidad del sufrimiento en el mundo.

5. No acumular dinero ni bienes cuando millones de seres sufren hambre. No convertir la gloria, el provecho, la riqueza o los placeres sensuales en la meta de la vida. Vivir simplemente y compartir el tiempo, la energía y los recursos personales con aquellos que están en la necesidad.

6. No conservar la cólera o el odio en uno mismo. Aprender a examinar y a transformar la cólera y el odio cuando aún no son más que semillas en las profundidades de la conciencia. Cuando la cólera y el odio se manifiesten, debemos enfocar la atención sobre la respiración y observar de manera penetrante con el fin de ver y comprender la naturaleza de esta cólera u odio, así como la naturaleza de las personas que se supone son la causa. Aprender a mirar los seres con los ojos de la compasión.

7. No perderse dejándose llevar por la dispersión o por el entorno. Practicar la respiración consciente y enfocar la atención sobre lo que está sucediendo en este instante presente. Entrar en contacto con aquello que es maravilloso, lleno de vigor y de frescor. Sembrar en uno mismo semillas de paz, de alegría y de comprensión con el fin de ayudar al proceso de transformación en las profundidades de la conciencia.

8. No pronunciar palabras que puedan sembrar la discordia y provocar la ruptura de la comunidad. A través de palabras serenas y de actos apaciguadores, hacer todo el esfuerzo posible para reconciliar y resolver todos los conflictos, por pequeños que sean.

9. No decir cosas falsas para preservar el propio interés o para impresionar a otros. No pronunciar palabras que siembren la división y el odio. No difundir noticias sin la seguridad de que son ciertas. No criticar ni condenar aquello sobre lo que no se está seguro. Hablar siempre con honestidad y de manera constructiva. Tener el coraje de decir la verdad sobre las situaciones injustas incluso si nuestra propia seguridad queda amenazada.

10. No utilizar la comunidad religiosa para el interés personal ni transformarla en partido político. La comunidad en la que se vive debe sin embargo tomar una posición clara contra la opresión y la injusticia y esforzarse en cambiar la situación sin comprometerse en conflictos partidistas.

11. No ejercer profesiones que puedan causar daño a los seres humanos o a la naturaleza. No invertir en las compañías que explotan a los seres humanos. Elegir una ocupación que ayude a realizar el propio ideal de vida con compasión.

12. No matar. No dejar que los demás maten. Encontrar todos los medios posibles para proteger la vida y prevenir la guerra. Trabajar por el establecimiento de la paz.

13. No querer poseer nada que pertenezca a los demás. Respetar los bienes de los demás pero impedir cualquier tentativa de enriquecimiento a costa del sufrimiento de los demás seres vivos.

14. No maltratar el cuerpo. Aprender a respetarlo. No considerarlo únicamente como un instrumento. Preservar las energías vitales (sexual, respiración y sistema nervioso) a través de la práctica de la Vía. La expresión sexual no se justifica sin amor profundo y sin compromiso. Concerniente a las relaciones sexuales, tomar conciencia del sufrimiento que puede ser causado a otras personas en el futuro. Para preservar la felicidad de los demás hay que respetar sus derechos y compromisos. Ser plenamente consciente de la propia responsabilidad a la hora de traer al mundo nuevos seres. Meditar sobre el mundo al que traemos estos seres.

Thich Nhat Hanh (maestro zen)

jueves, 3 de julio de 2008

Aunque tú no lo sepas

Dedicatoria
Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.


Aunque tú no lo sepas

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.

De “Habitaciones separadas”. Luis García Montero.



martes, 1 de julio de 2008

Mariposas en la piel

"El valor de ser sensible"
Tener el valor de ser sensible es no tener miedo a vivir,
a sentir o a que los demás puedan escudriñar en tus cavilaciones,
en lo que puedan descubrir a través de los intersticios
que se abren en tu corazón cuando te expresas.
Dani



En estos pocos años he amado por largas horas infinidad de objetos, de actitudes, de imágenes, de abstracciones, recuerdos y falacias. He amado sin duda el sol tibio de las mañanas de verano, un libro que apenas descifré su primer párrafo, unos pocos versos bien logrados, como se ajusta la ropa al cuerpo, el sensual roce de las sabanas en los pies desnudos, el ruido del segundero que corre sobre el reloj cuando estoy de lo más nerviosa, las mariposas en todo el cuerpo.

Mariposas en el cuerpo, soy una mujer. Mariposas en el cuerpo, ellas han trazado infinitamente en mi piel, la cartografía de lugares recónditos de mi espiritualidad, de mi sexualidad, mi vientre. Soy una mujer.

No es por casualidad esta enumeración, nada es casualidad, si pensamos en las causas y las consecuencias..., mis grandes amigos son hombres, y como escritora suelo pensar como hombre, de esta forma es que amo a las mujeres. Amo a las mujeres, he nacido de una, y descubro a mi habitante femenina dentro de mí, batallar contra todas las imágenes de los seres ajenos. Amo a las mujeres por ser simplemente eso, mariposas en la piel, ojos siniestros y amorosos, andar delicado, seres sensuales, adicción, silencio, distancia, luz y como de forma sorpresiva tinieblas que te envuelven y te arrastran (volvemos a decir "adicción"). Amo cada parte de su cuerpo y del mío, el cuello, la comisura de los labios, los cabellos cortos o bien largos, las piernas deformes o perfectas, el abdomen en todas sus formas, y el vientre. El vientre que es creación, que es más mujer que el resto de todas las otras partes; el vientre que es vida, el vientre con su piel suave, con sus augurios de magias insignificantes pero decisivas... Ese vientre que es concupiscible, que es pétalos de rosas castigadas, ese vientre que es piedra hecha polvo, ese vientre que es gotas de rocío que santifican y constituyen en el ser toda la creación de la naturaleza. El pecho, el pecho que es también significancia de vida, de abundancia, de claveles naciendo, del grito del niño que sale al mundo con los ojos cerrados, de la bestia que muere redimida por el amor, quien sucumbe ante un beso, quien se escapa del amor.

Soy un inocente error que en su piel estigmas y jeroglíficos indescifrables que me hacen ser quien soy, una mujer que aún no nace, una niña que espera nacer a mujer, unas mariposas en jubilo que aletean en mi...

Soy una mujer, y tengo la posibilidad del encanto, del hechizo sobre el vientre y sobre el pecho...

Soy otro milagro más.

YaNnet





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