lunes, 13 de agosto de 2007

El largo viaje entre mi mente y mi corazón (II)



II

Y cuando callas y las palabras callan
y callan los sueños
y las ideas
y las estrofas repetidas de todos los himnos y discursos.

Y cuando el templo de tu corazón calla a toda voz
y el silencio mismo queda en silencio,
entonces,
el Músico Divino entona en tu ser Su propio canto,
uno que no puedes oír mientras los pájaros trinan,
mientras el mar resuena
o resuena la plegaria anhelante de tu propio corazón.

Entonces,
desde un templo que está más allá de todas las voces y de todos los silencios,
Su amor abre tu alma al amanecer del Primer Día,
caminas el Valle del Asombro y escuchas Su voz viniendo de todas partes.

Y el amor es el verbo, la tempestad y el silencio.
La entrega sin preguntas,
el perdón sin juicio,
la bondad infinita que todo abarca.

Y es la espada que atraviesa el cuerpo moribundo de Jesucristo
y vinagre a Su sed
y es perdón a los pecados de los que no saben lo que hacen.

Y es vela que se consume y vida que se entrega.

Un átomo o un sol,
una gota, un océano,
el último aliento y Soplo Eterno de la Vida.

Y es el celaje lila que envuelve todo horizonte,
el galopar eterno del caballo,
la textura hermosa de la roca que juega con el agua
y es panal y es jade,
estrella.

Es amanecer y penumbra
y es hoguera al alma del frío
y despertar a la noche.

La escultura de la tuna que abre sus sueños al vuelo de un pájaro.
Montaña que se esconde tras las nubes,
viento que acaricia el eucalipto,
sendero que baja de la cima al mar.

Horizonte abierto
búsqueda,
encuentro,
tempestad,
calma, trueno y soledad.

El silencio y la música.
Eco de la noche,
latido del corazón.
La lágrima del que sufre y la espera del que ama y la entrega del que encuentra la libertad en dar.

El amor es puerta abierta al corazón de los que buscan,
más allá de todo lo dicho,
más allá de todo lo que queda por decir.

Y es poesía y es arte y es pan y es vino
y es camino para los que rompiendo cada día sus cadenas atraviesan el velo de la mente y el corazón
y se inclinan humildes ante el misterio eterno de la vida, abierto desde siempre...de par en par.

El amor es transparente
Eterno,
humilde y glorioso.

Y está allí, en el templo bendito de tu propio corazón.


1 comentario:

Carz dijo...

Sabes que no creo en un orden superior, ni en una armonía cósmica o transcendente, pero, leyéndote, me parece que este agnosticismo mío me priva de de una visión del mundo.

La humildad es la respuesta, pero hay que aprender a sentirla sin autoimponerla, y es difícil.

Un abrazo, Joshua.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails